Hay veces que uno visita bonitas ciudad, lugares preciosos... pero lo hace sin la persona amada a su lado. Las circunstancias a menudo así lo determinan... Y es entonces cuando aquel río, esas calles y las mesas de los bares te recuerdan su olor, su voz y el tacto de sus manos. Su pelo y sus locuras. El caso es que me pasó esto hace poco, cuando despedí el año 2013 en París. Y de tanto imaginar su presencia en esa ciudad agarrando fuerte mi mano, al llegar a Barcelona me nació este poema. Espero que os guste!! Abrazos y besos!
París
nos arrancó la piel en cada atardecer.
Aquel
sol que caía
quemó
las retinas, mis penas y tu miedo,
reavivó
las palabras olvidadas
y
Gaza estuvo en paz por unos minutos.
En
esas calles donde mueren poetas y pintores
tu
saliva limpió mis errores,
curamos
las heridas que sangraban abiertas
y
ganamos unos segundos a la eternidad.
Callamos
la boca de golpe a todos aquellos
que
creían que lo nuestro era algo imposible,
un
sueño de verano, una locura adolescente.
No
fue sencillo pero lo logramos.
Y
ahora que el vino corre por las venas
y
nuestras bocas se abren sugerentes
te
pienso regalar un paquete de caramelos,
lleno
de placer, besos y orgasmos.
Haciendo
el amor en un hotel
con
vistas a la Tour Eiffel
asesinando
al despertador y a la resaca.
Despedir
el año gritando 'si se puede!',
con
el sueño de conseguir la victoria.
3 de
enero de 2013