dissabte, 18 de juny del 2011

TORMENTA DE VERANO

Cal demanar disculpes: fa temps que no escric al blog, i les darreres vegades que ho he fet he abandonat una mica els escrits literaris per narrar les coses que aquests darrers temps han anat passant, algunes d'elles importants i molt esperançadores... Sembla que avui som més que volem un món millor, més digne, just i valent. I entre aquesta apocalipsi penjo avui un text literari després de molt temps. De vegades arriba l'estiu i surt el sol, però això no sempre vol dir que deixi de ploure. Espero que us agradi i digueu la vostra!!







Cansado. Agotado. Vencido.
El motor y las alas me han fallado, estoy cayendo al vacío. Por aquí no veo ese ángel de la cruz tatuada, y si existe está ahora ya muy lejos. Todo se ha convertido en cuatro paredes donde parece imposible vencer, los sueños están quebrados, quizá sea hora de admitir que he perdido la batalla. El caos parece tomar hoy todas las decisiones nuestras, y también las de todo a nuestro alrededor. No sé que me falta para conquistar el tesoro, ese que por un momento tengo cada noche entre mis manos, y que se me resbala cada vez al despertar. He perdido la esperanza de ganar, pero creo no estar preparado para perder.
Tal vez se han teñido de gris los colores de ayer, tal vez he sido ingenuo una vez más… pero la luz del final del túnel no se acerca por muchos pasos que doy, por mucho rato que, desesperado, me pongo a correr. Las palabras me tropiezan torpemente al salir de los labios y caen sobre un asfalto lleno de charcos, de sonrisas de gente que ha caducado ya.
De noche me meto en el refugio que debería ser mi casa, pero siempre me sorprenden los fantasmas, los grilletes que me esperan en mi habitación, para dejarme atado en la pared. Entre canciones, cartas a medio escribir i postales de viajes de amigos doy vueltas y vueltas, pero no consigo encontrar lo que busco; porque en realidad solo te busco a ti, a esa luz que necesito para poder seguir, para poder salir a la calle y ver.
Y estoy seguro de una cosa: de nada sirve pedir ayuda ya. Los errores han jugado a carcomerme a pedazos el alma, cada día soy más suyo, cada día ellos son menos míos. Tras la ventana llueve con fuerza y necesito una manta, poner cada rincón de mi cuerpo dentro y intentar dormir, olvidando las palabras.
Quizá mañana pasaré por el super, y compraré un par de botellines de ilusión, y unos gramos de libertad. Quizá así aún pueda seguir con la batalla; quizá así no esté todo perdido.






18 de juny de 2011