Te echo de menos
y a Barcelona hoy le ha
dado
por levantarse triste y
gris.
Llueve a ratos,
las gotas caen suaves
y de forma intermitente,
como lágrimas tímidas
que se intentan esconder.
Todo se vuelve
(aún)
más complicado.
El trabajo se hace pesado,
cansino y repetitivo,
las horas pasan lentas
y este mes cobraré con
retraso.
El dolor en el tobillo
no deja de empeorar,
tendré que ir olvidándome
de jugar al fútbol...
y mi Valencia,
que este año iba bien,
se ha empeñado
en jugárselo todo
en la última jornada.
La salud de mis padres
sigue flojilla,
vamos arriba y abajo
con pruebas y médicos;
los hospitales con la
derecha
están que dan pena.
A ver si en las próximas
elecciones
retenemos la memoria
y aprendemos a votar.
Ya ves cariño,
así están las cosas por
aquí.
Igual de jodidas que
cuando estás
pero mucho más
insoportables.
19 de mayo
de 2015